Adiós a la fantasía de la paz. [Sobre las elecciones israelíes] por Abdelbari Atuán (III)

El próximo gobierno israelí tal vez sea para los israelíes una «copia mejorada» del actual gobierno al ser más extremista, al cambiar de caras que no de políticas ni de principios. No nos sorprendería que llegara un «gobierno de guerra» que termine lo que empezó el anterior en la franja de Gaza y no concluyó en el sur de Líbano en un intento por depurar a la resistencia y hacer prosternarse al mundo árabe imponiendo el verdadero proyecto israelí, es decir, «la paz a cambio de la paz».

La calle israelí está sedienta de muerte y sangre. Como prueba de ello, el espaldarazo de una mayoría aplastante a la guerra de Gaza, su falta de arrepentimiento ante las matanzas cometidas y su incitación a otra guerra contra Irán para destruir su programa nuclear aunque ello suponga sumergir al mundoentero en un baño de sangre.

El proyecto israelí vive un estado de confusión sin precedentes lo que ha tenido un claro reflejo en las últimas elecciones. Los israelíes están poseídos por el miedo y por ello huyen hacia las guerras y apoyan a los caudillos militares y a los líderes políticos que les venden extremismo, sin ser conscientes al mismo tiempo que la mayoría de sus últimas guerras, incluida la de Gaza, no les han dado la victoria. Perdieron en la última de las guerras tradicionales en 1973, no han ganado en ninguna guerra o ataque (en Líbano dos veces, en 1982 y en 2006) y se han visto obligados a retirarse de forma unilateral cuatro veces (dos veces en Líbano y dos veces en Gaza) sin conseguir acuerdos de paz según sus condiciones.

Desafortunadamente, los israelíes tienen la suerte de que los líderes árabes sean corruptos y resignados, de que gocen con su impotencia artificial, de que estén callados por el nudo del miedo, como ellos. Pero su suerte no durará mucho, como la suerte del jugador que rápidamente se desgasta y se destruye con pérdidas aplastantes. Los israelíes no van a ser una excepción.

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