La manipulación en la prensa liberal (III) Las voces de izquierda están discriminadas en la prensa mayoritaria

Hasta aquí los datos. Pues bien, envié una carta al director de El Periódico en la que señalaba el error que existía en sus gráficos, mostrando (en una versión reducida) los datos que presento en este artículo. Y no me la publicaron. He vivido durante mi largo exilio en varios países (Suecia, Gran Bretaña y EE.UU.), y no me imagino que si un diario de estos países mostrara datos y conclusiones tan claramente erróneos, se opusiera a publicar una carta al director que corrigiera tales datos. Su no publicación en El Periódico (práctica que se ha acentuado últimamente con el cambio en su equipo de dirección) implica dos cosas: una, que tal diario veta posturas que cuestionan las presentadas en aquel rotativo, y otra, que es igualmente preocupante, transforma aquel diario en un instrumento de mera propaganda política, correa de transmisión del pensamiento liberal, violando los estándares éticos de cómo presentar información de una manera veraz y mínimamente objetiva. Lo que están haciendo no es información, sino mera propaganda liberal. No critico que los medios publiquen artículos que claramente promocionen una cierta línea política. Pero debe denunciarse la sistemática exclusión de voces críticas, y muy en especial voces de izquierda, que están discriminadas en los medios, como muestra el ejemplo citado en este artículo. No ha habido ningún artículo en estos medios a favor de la expansión del empleo en los servicios públicos. Sí, en cambio, han aparecido varios a favor de su reducción.

Una última observación. Soy plenamente consciente de que ninguno de los diarios que he citado de forma crítica publicaría este artículo. Es más, soy también plenamente consciente de que el autor que se atreve a publicar este tipo de artículos pasa a estar en la lista negra de tales rotativos, lo cual explica la falta de denuncias sobre este tipo de comportamiento en los medios, medios que tienen un enorme poder en configurar la opinión de la ciudadanía. De ahí que debiera establecerse una entidad pública, totalmente independiente, que protegiera a la ciudadanía del excesivo poder de tales medios, y que garantizara la diversidad ideológica existente entre nuestra población, diversidad hoy claramente limitada. Todos ellos, por cierto, reciben ayudas públicas pagadas por la ciudadanía. Sin la existencia de esta diversidad mediática, la democracia española permanece incompleta.

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