"¿Crisis? ¿Qué crisis? ¡Los beneficios crecen como la espuma" (y II) por James Petras

Mientras Exxon-Mobile registraba un aumento de los beneficios superior al 100 por cien en el año 2010 y los fabricantes de automóviles obtenían sus mayores beneficios en los últimos años, los salarios y el nivel de vida de los trabajadores descendía y los empleados del sector público padecían recortes salariales y de plantilla masivos. Está claro que la recuperación del beneficio empresarial se basa en el recrudecimiento de la explotación de la mano de obra y en el incremento de transferencias de recursos públicos a las grandes empresas privadas. El Estado capitalista, con el Presidente demócrata Obama a la cabeza, ha transferido miles de millones de dólares al gran capital a través de operaciones de rescate directas, préstamos casi sin intereses, reducciones de impuestos y presiones a la mano de obra para que acepte salarios más bajos y retrocesos en el ámbito de la salud y las pensiones. El plan de la Casa Blanca para la «recuperación» ha superado con creces las expectativas: los beneficios empresariales se han recuperado; «sólo» la inmensa mayoría de los trabajadores se ha hundido más en las crisis.

Las predicciones fallidas de los progresistas al respecto del ocaso del capitalismo son consecuencia de haber subestimado el extremo hasta el cual la Casa Blanca y el Congreso serían capaces de saquear las arcas públicas para resucitar al capital. Subestimaron el extremo hasta el cual se había ayudado al capital para desplazar la totalidad de la carga de la recuperación de beneficios sobre las espaldas de la mano de obra. En ese aspecto, la retórica progresista sobre la «resistencia de la mano de obra» y el «movimiento sindical» reflejaban no entender que prácticamente no ha habido resistencia al retroceso de los salarios sociales y monetarios porque no existe mano de obra organizada. Lo que pasa por serlo está absolutamente anquilosado y actúa al servicio de los defensores de Wall Street del Partido Demócrata en la Casa Blanca.

Lo que revela el actual impacto desigual y no equitativo del sistema capitalista es que los capitalistas sólo pueden superar las crisis acentuando la explotación y haciendo retroceder décadas de «conquistas sociales». No obstante, el proceso en curso de recuperación del beneficio es enormemente precario porque se basa en la explotación de existencias previas, en tasas de interés muy bajas y en la reducción de los costes laborales (The Financial Times, 10 de agosto de 2010, p. 7). No se basa en inversiones privadas nuevas y dinámicas, ni en el incremento de la capacidad productiva. En otras palabras, son «conquistas caídas del cielo»; no beneficios derivados de los ingresos por un aumento de las ventas, ni por la expansión de los mercados de consumidores. ¿Cómo podría ser de otra manera, si los salarios descienden y la mano de obra desempleada, subempleada o desaparecida es superior al 22 por ciento? Sin duda, esta expansión de los beneficios a corto plazo, basada en ventajas políticas y sociales y en privilegios de poder, no es sostenible. El despido masivo de empleados públicos y la obtención de beneficios de la producción a base de intensificar la explotación de la mano de obra tienen límites… habrá que sacrificar algo. Una cosa está clara: el sistema capitalista no desaparecerá ni será sustituido a causa de su podredumbre o sus «contradicciones» internas.

Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez.

Comentarios

Entradas populares