Conversando con Diego A. Manrique (I)


Diego A. Manrique es uno de los periodistas musicales más reconocidos. Ha dirigido algunos de los programas de radio y televisión más prestigiosos. En el año 2000 recibió el Premio de la Música y un año después el Ondas. Hasta el pasado mes de julio presentaba “El Ambigú” en RNE – Radio 3 codirigiendo esta emisora. Su salida ha creado una movilización sin precedentes en las redes sociales de nuestro país.
¿Qué es o qué era “El Ambigú”?
“El Ambigú” empezó en el 92, evolucionando hasta convertirse en una especie de buque insignia de la emisora, porque posiblemente era el único programa de Radio 3 donde sonaban todas las músicas habituales en la emisora. Un programa de voluntad ecléctica, de altos niveles de exigencia, que desatendía los objetivos promocionales de grandes y pequeñas discográficas, la cuestión era ir por libre. Un modelo de libertad que se reconoció ganando el Premio de la Música, por votación, en el 2000 y el Ondas al año siguiente. Un programa simbólico de lo que era la emisora en sus buenos tiempos, donde se oían voces personales y especialistas que sabían lo que decían.
De alguna manera “El Ambigú” ha creado escuela. Se percibe en generaciones muy jóvenes que les gusta absolutamente todo tipo de músicas. Una escuela que creó un público totalmente nuevo contribuyendo también a educar nuestros gustos musicales.
Si, tenía gran fuerza simbólica, no era un programa que te dejara aplanado por su sabiduría. Siempre había un gancho que cualquiera podía entender y al mismo tiempo enseñaba a los nuevos locutores, que podían poner lo que les apeteciera sin tener que seguir necesariamente la onda cool o el dictado de lo fashion.
¿Cómo se resistía a la presión de discográficas, promotores…?
No resultó difícil, cuando saben que eres un poco raro te dejan solo. Te planteas que estás en antena a la una del mediodía. Desde las siete de la mañana ha habido programas mostrando novedades, tú tienes que poner algo diferente o discos extraños, esos que no entran en los circuitos de promoción o incluso clásicos que merezcan la pena. Cada día tienes que buscar un poquitín, hacer un programa distinto al resto de espacios de la emisora. Conociendo la música que ponen los demás compañeros. Si un disco lo habíamos recibido todos posiblemente yo no lo pondría, por evitar las reiteraciones. En un programa que rara vez se repetían canciones, no se buscaba eso que le gusta tanto a la radio musical, hacer éxitos, sino que latía una voluntad de ofrecer algo totalmente nuevo. Cuando Lara López y yo entramos a dirigir la emisora, uno de los objetivos fue hacer una programación de veinticuatro horas sin repetir programas, usando noches para colocar espacios especializados que luego podías escuchar en los podcasts. Pelea que fuimos perdiendo al no contar con el dinero para pagar a toda esa gente. Fue de las cosas más memorables de nuestro intento; veinticuatro horas de programas totalmente inéditos.
Llamaba la atención los programas realizados por gente muy joven que incluyen músicas muy diversas…
Aunque Radio 3 es la emisora más abierta del país, hay montones de música que no toca, pienso que debería estar mucho más abierta. Hay una riqueza sonora enorme que nunca pudimos explorar. En nuestra etapa ha habido una gran variedad de músicas aunque algunas no están bien representadas, y son estilos con mucha fuerza popular, como el rock urbano.
Si no entendíamos tu salida, hablando contigo es menos comprensible ¿Cuáles crees que son los motivos reales?
En el fondo posiblemente haya una antipatía personal. En la superficie un deseo de decir aquí estoy yo y se hace lo que yo quiera y empiezo por cargarme al tío más visible. Luego ocurre que el actual director de RNE, Benigno Moreno, tiene una idea de emisora que me parece dudosa. Quiere hacer otro tipo de emisora, lo que él llama “formatos radiofónicos innovadores” que en realidad no son nada innovadores, cosas que ya están en radio fórmulas o en onda media. Me da mucho miedo porque este hombre y su equipo no entienden la sensibilidad de Radio 3. Por ejemplo, el actual gran jefe de RNE tiene especial interés en la radio-teatro. Lo último que han hecho es El exorcista, libro de 1971 y película del 73. ¿Es esta la visión de la cultura viva de RNE? ¿Qué es lo siguiente, Love Story o Rambo? Me asombra que su idea de ficción radiofónica pase por los productos de Hollywood, desde luego eso no es Radio 3.
Lo que comentas no sólo es en Radio 3. Muchos responsables de medios, especialmente de cultura, están anclados en los ochenta, no entienden que lo fashion no tiene ya valor, que antes guardábamos información y conocimiento y ahora los compartimos.
Estamos en un momento delicadísimo porque Radio 3 viene de la cultura de la escasez. Cuando sale la emisora, EN 1979, poníamos discos que acababan de llegar a España, o música que se acababa de hacer en Madrid ¡O Vigo!, lo que hizo que la emisora fuera para mucha gente esencial desde el minuto uno. Ahora estamos en un momento en el que cualquier chaval del pueblo más pequeño tiene acceso a cualquier estreno que pongas en Radio 3 y puede tenerlo antes que tú. Las reglas del juego han cambiado brutalmente. Fue el gran problema cuando llegamos a la dirección. ¿Cuál es nuestra función en la era de internet? Aparte, la emisora había perdido a buena parte de las voces que identificaban a la emisora y que desaparecieron de repente, lo del ERE fue horripilante, un crimen social y cultural.
Eso no se plantea en otras profesiones…
Si al final de lo que se trataba era buscar profesionales jóvenes mal pagados, dices bueno, OK, ¿tú cuando vas a un cirujano esperas que te intervenga el más inexperto, el último en llegar? Los médicos nuevos deben aprender, pero al lado de los profesionales con mayor experiencia. Igual aquí. El problema era ése, cómo reconstruir la emisora tras el ERE, y el esencial ¿cómo debe ser una emisora de radio en un momento que la gente tiene toda la información al alcance de su mano en su casa?
No es sólo eso, es que además te pueden replicar y ponerte en evidencia…
Eso te plantea un mayor nivel de exigencia y sobre todo pensar ¿qué hacemos? Lo único que podíamos vender es la autoridad. Es decir criterio, buen gusto e historia. Pero eso no lo entiende el actual director de RNE, a pesar que alardee que está en la emisora desde el año 83.
Se trata de una emisora pública que debe cuidar la calidad, educar a los oyentes. La llegada de las televisiones privadas trajo consigo la desaparición de los programas musicales de calidad, la consolidación democrática los eliminó…
La música y la cultura han pasado a la clandestinidad. Se requiere un gran esfuerzo interior para decir “no quiero esto”. En realidad se están produciendo microculturas de resistencia. Grupos de gente que se cierra a los grandes medios. Cogimos la emisora en un momento apasionante pero un año después perdimos el apoyo, la confianza de los directivos. Ellos quieren hacer otra cosa en la que se sientan más cómodos, una cosa más amorfa…
Del espíritu de Radio 3 ¿quedará poco?
Es muy difícil cambiar una emisora, porque una emisora es la gente, pero evidentemente la pueden transformar en la línea de lo que llaman “joven, cultural y vanguardista”, funcionando con clichés que ya significan poco. Una radio pública tiene que tener programas muy especializados, aparte de otros de nivel medio como era el mío y finalmente otros más accesibles, que atraigan a nueva audiencia. Además debe contar cada dos o tres años las grandes historias de la cultura, diciendo esto es el abecé de la música o lo que sea. Plantearse este tipo de equilibrios para la actual dirección de RNE debe sonar a chino mandarín. Generalmente, Radio 3 ha funcionado bien gracias a la benévola ignorancia de los directivos.

Comentarios

Jo Grass ha dicho que…
Lamentablemente, el criterio, buen gusto y la experiencia ya no son valores en alza en estos tiempos.
He crecido y evolucionado con el Ambigú sonando a mis espaldas. He descubierto infinidad de cosas inéditas gracias a la pericia de Diego...
Y ¿sabes una cosa, Rubén? Esto si que ocurre en otras profesiones.

Diego: siéntate a escribir y regálanos tu sabiduría, a aquellos que nos has fascinado y a los que no han tenido el placer de aprender a disfrutar de la música contigo.
Un abrazo para los dos

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