Asfixiar la creatividad


El verano está repleto de propuestas culturales y recreativas de todo tipo. La música tiene un papel protagonista en buena parte de ellas. Festivales, conciertos y fiestas se desarrollan por todo el país; uno de los lugares más deseados por las grandes estrellas de la música a nivel internacional.

La mayoría de las ofertas están basadas en productos comerciales, con criterios de calidad diversa dependiendo de cada una de ellas. Hay excepciones como en todo. A la cabeza desde hace veinte años la Diputación Provincial de Huesca con Pirineos Sur, el festival pionero de las llamadas músicas del mundo que abrió la puerta a otros eventos de indudable calidad y apuesta por lo minoritario. Pero no es el único caso.

Muchas iniciativas y sugerencias son promovidas por pequeñas empresas, asociaciones, colectivos… que entienden la cultura como algo más que un producto exclusivamente rentable. Trabajan y funcionan con excelentes resultados gracias al riesgo, versatilidad e innovación de su labor. La renovación de propuestas y sugerencias es el mejor antídoto ante una cultura basura de difícil digestión, a la que nos han acostumbrado las grandes corporaciones del ocio y el entretenimiento. Los responsables institucionales deberían estar satisfechos del papel de estos emprendedores, por lo que significan en el desarrollo colectivo y el aire limpio que representan para la comunidad ante tanta mediocridad supuestamente cultural.

No siempre es así. A veces se producen situaciones inesperadas por cierta prepotencia de determinadas instituciones y un protagonismo desmedido para satisfacer el egocentrismo de algunos de sus dirigentes. Intentan suplantar gestores culturales por bendecidores políticos. Dicho comportamiento ocasiona un institucionalismo tan evidente donde la corrección política desvirtúa cualquier propuesta de riesgo. El papel de los medios masivos de comunicación también tiene que ver mucho con ello. Solo muestran una muy pequeña parte de la creación. Se estima que el noventa por ciento de la música producida nunca se difunde.

Si unimos a lo anterior una coyuntura económica como la actual, donde las pequeñas empresas sufren una violencia financiera motivada por el retraso de pagos, la obligación de estar al corriente con la hacienda pública a pesar de no haber cobrado lo facturado o la imposibilidad de acceder a créditos, origina una falta de liquidez, que asfixia de manera especial a los más frágiles que suelen corresponderse con los que realizan las propuestas más innovadoras.

Todo ello no es casual. Forma parte de un entramado político-económico por controlar el pensamiento, la creatividad y por tanto las ideas. Un antídoto puede ser la renovación permanente, el trabajo común, el intercambio de experiencias y mirar más allá de uno mismo. No es el único. Cada cual debe buscar su propia propuesta, compartiéndola e impedir el monopolio ideológico, creativo y cultural.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me he sentido personalmente aludida con esta excelente entrada y a pesar de las dificultades financieras me motiva a seguir con mi modesta propuesta. Creo también que es vital no dejar que asfixien nuestra creatividad y a veces hay que luchar muchas batallas para defender su espacio.
Carlos ha dicho que…
Totalmente de acuerdo con tu entrada.

Entradas populares