Arde Lanuza con Batida y Manu Chao


Firma invitada: Miguel Amorós colaborador de Mondo Sonoro.
Fotografías de Jacques Valat.
Era solo cuestión de tiempo que se encontraran. Nos referimos a Pirineos Sur, uno de los festivales que más ha hecho por las “músicas del mundo” en este país, y a Manu Chao, uno de los artistas que más mundo ha recorrido con su música. Este año pudo ser por fin. Quizá porque las estrellas se alinearon o porque Manu así lo decidió. “Si solo hablamos de conciertos y pongo en fila a todos los que me están llamando, y además me apetecen casi todos, serían cuatro años seguidos de gira. A veces llega el momento terrible de elegir, a cual le digo sí y a cual no, y es muy duro”. Esto nos decía hace unos años el propio Manu sobre el por qué hacía un concierto u otro. Lo que es seguro es que la gente de Huesca fue la afortunada esta vez. Bueno la gente de Huesca, la de Euskadi, Francia o de cualquier lugar que se desplazaran hasta este bonito pueblecito de Lanuza que ha revivido gracias a este Festival.
Como pocas veces ha ocurrido, se colgó el cartel de “no hay entradas” e incluso el día anterior se vio gente durmiendo en las taquillas para conseguir alguna de las pocas entradas que quedaban. Al final fueron unas seis mil personas las que abarrotaron ese precioso auditorio natural, que además registraba una temperatura más que agradable, porque en los días anteriores lo normal había sido la de un viento y un frío considerable.
Eran puntualmente las 22:00 cuando aparecieron los portugueses-angoleños de Batida. En una hora justa y con un concierto, digamos que conceptual, lograron que el público se olvidara de lo que había venido a ver. DJ Mpula a los mandos de las programaciones, tocando percusión y con una formación en la que se mezclaban bailarines, MC's y percusionistas, repartieron pitos entre el público, animaron a bailar kuduro (que en portugués significa culo duro), o nos ensimismaron con sus bailes y proyecciones. Un espectáculo con mucho ritmo, con un gran trabajo de fondo que sin duda dará muy buenos resultados.
Y llegó la hora del viajero incansable. Poco antes de la hora estipulada, unas telas taparon las marcas de publicidad del cartel que presidía el escenario porque no quiere que se asocie su nombre con nada comercial. A las 23:30 saltaron a las tablas el contundente Gambeat al bajo, el incansable David a la batería (que sustituye temporalmente a Garbancito) y el simpático Madjid a la guitarra. Al poco salió Manu y creo que hasta en Sallent (el pueblo más cercano) se oyó el “griterío”.
Sonaron “Mr. Bobby”, “Día Luna Día Pena” o ese homenaje al Gato Pérez, “Se Fuerza la Maquina”. Después “Por el Suelo”, “Tá di Bobeira”, “Clandestino”, “Primavera”, “La Vida Tómbola” (la canción que hizo para el documental “Maradona” de Kusturica) y “Bongo Bong” pero todo perfectamente estructurado. Manu siempre lo hace así, coge varias canciones y hace un paquete. Es un maestro del corta-pega, empieza por una, la corta, la mezcla con otra, le pega otro trozo y todo con una conjunción perfecta. Empieza en reggae, de repente lo pasa a ska y lo acaba en punky con un resultado espectacular en el público. En directo su música no tiene mucho que ver con sus discos de estudio. Cualquiera que lo haya visto lo sabe. Y sabe que sus conciertos son toda una celebración. Él también sabe que repite los finales de las canciones y que desde fuera todo puede parecer simple. Sabe que no es un gran cantante, ni un gran guitarrista, pero maneja como nadie la dinámica de un concierto. Sube o baja el ritmo cuando quiere, mantiene la energía y la hace explotar a su antojo.
Otra cosa que le gusta hacer es despedir el concierto cuando aún le queda un buen rato. Eso hizo cuando había pasado una hora y cuarto de su inicio y lo hizo como siempre golpeándose el corazón con el micro. Vuelta al poco con el “Rainin In Paradize”, “Politik Kills” y “L'hiver est Lá” que produjo la locura entre los muchos franceses que habían y que acabó con un baño colectivo en ese espació que hay entre escenario y público (con un temperatura de agua ideal para despejarte de golpe). “Welcome to Tijuana”, “El Viento”, “Minha Galera”, “Desaparecido”, “Rumba de Barcelona” y otros cuantos temas más y otra despedida. Vuelta definitiva con la versión del “Volver Volver” de Vicente Fernández, con la que consiguió de nuevo la locura colectiva, y para rematar el “Mala Vida”, “La Vacaloca” y el tremendo “Hamburger Fields”. Han pasado más de dos horas largas y el escenario acaba echando humo, el auditorio también. Ahora solo queda saber si en el futuro el músico y el festival se volverán a encontrar. Esperemos que sí.

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